A pesar de no tener tanta fama como la francesa, es muy buena. Basada
en la carne, el pescado y el marisco ofrece, a pesar del pequeño tamaño
del país, variaciones regionales. Entre las verduras, destacan las
coles de Bruselas y las endibias, vegetal del que Bélgica es uno de los
principales productores y que se prepara bajo muy diversas formas. Esta cocina se caracteriza por la calidad y creatividad de sus productos.
Pero
si de algo están orgullosos los belgas es de sus mejillones. Se pueden
encontrar en casi todas las ciudades del país, ya sean flamencos o
valones, preparados de diversas maneras.Puede que su cocina no sea la más apabullante de Europa, pero los belgas
son unos gastrónomos de primera. El tópico los retrata como simples
glotones, pero Bélgica es el país con la mayor densidad de estrellas Michelín. La
cocina belga es muy conocida por la manufactura y elaboración de los
productos con chocolate, se dice que en Bélgica existen casi 500
variedades de bombon. Lugar donde se confunden las culturas y la
historia. País que ha sido gobernado y conducido por los romanos, los
vikingos, los franceses, los españoles, los austriacos, los holandeses,
los ingleses y los alemanes. Nación dividida y unida por culturas y
lenguas diferentes. Un país de arte, cultura y tradición.
Su gastronomía, influenciada por la cocina francesa y germana aporta grandes platos, no solo el chocolate por lo que son reconocidos. La mayoría de los platos principales contienen papas fritas como guarnición debido a que se consideran los creadores de las papas fritas, por eso es facil encontrar su plato bandera los mejillones con papas fritas. Se dice que tiene la calidad de la francesa y la abundancia que presentan los platos alemanes, hay considerables diferencias en la cocina nacional a pesar de ser un
país tan pequeño. Tanto los flamencos como los valones han desarrollado
cada uno sus propias recetas regionales.
Las Carbonadas flamencas, carne de ternera a la brasa estofada en
cerveza y especias., es uno de los platos típicos flamencos junto con el
Stoemp, salchicha a la brasa con puré de patata y verduras, al estilo
alemán. El Waterzooi es un plato típico de la ciudad de Gante, una sopa
cremosa preparada con pollo o pescado y verduras que se suele tomar en
los meses de invierno para combatir el frío.Otro de los platos típicos belgas es el Filete Americano, carne picada cruda que se sirve con papas fritas, son gruesas y se fríen dos veces para que tenga la típica consistencia de la papa frita Belga lo inventó un tal Albert Niels en 1924, y se elabora con carne cruda
picada y sazonada con mayonesa, huevos y diversas especias. Parecido a
las clásicas albóndigas españolas., es una gozada disfrutar de un buen plato típico en una de las románticas
plazas flamencas. Disfrutando de la
gastronomía flamenca he descubierto una variedad de alimentos y platos.
Las endivias, son muy utilizadas. Se dice que las descubrió un agricultor que durante la guerra de 1830
por la independencia de Bélgica escondió raíces de achicoria. Al volver a
por ellas tiempo después comprobó que las raíces habían crecido, las
probó y le gustó su sabor. Así descubrió su cultivo. El plato típico de
endivias es al horno, enrolladas en jamón York, y gratinadas con
bechamel y queso. Conejo con ciruelas: llamado aquí “konijn met pruimen”.
Su fama procede de la primera mitad del siglo XX, cuando el conejo era
el plato favorito de la gran población pobre de Bélgica que sufrían
entre guerra y guerra. Hoy en día se ha convertido en un plato típico.Destacan entre sus platos, waterzooi (pollo o marisco con verduras)Se trata de una deliciosa mezcla de productos del Mar del Norte en que
siempre intervienen mejillones -¡cómo no!-, gambas y pescados variados
como el bacalao, el merlán o la pescadilla, que se hierven en un caldo
aromatizado con verduras y nata. En su origen se preparaba con el lote
de capturas que entregaba el patrón a sus marineros., hochepot (cordero con cerdo), ecrevisses a la Liegeoise
(pescado con nata y mantequilla) o la carbonada (carne de ternera,
conejo o pollo cocinado con cerveza).
Con los gofres y los bombones, los belgas
tienen bien ganada la fama de ser fanáticos amantes del dulce. Una
especialidad más respetuosa con la línea es el speculoos, una
galleta de especias -como jengibre, clavo o canela- que arrasa en
Navidad. No son exclusivas de los belgas, sino que están extendidas por
todo el norte de Europa. Ensalada
Liegeoise, carbonadas flamencas, elaboradas con carne de ternera a la
brasa aderezada con diferentes hierbas aromáticas como laurel y tomillo,
y acompañada de cebolla, azúcar, vinagre y salsa de cerveza (similar a
la francesa Filet Bourguignon pero elaborada con cerveza en vez de vino
tinto), Chicon Gratin y por supuesto los Moules Frites (mejillones y
chips).
Hacia el siglo XV se descubrió que una vez pescados y puestos en
remojo, los mejillones seguían creciendo y desarrollaban un gusto aún
más sabroso, lo que facilitó su transporte por los ríos y canales de
Bélgica. El comercio de mejillones era tan próspero, que se libraron
varias batallas para tener acceso a los bancos en los que se recogían.
En el siglo XIX estas guerras llegaron a su fin con la instauración de
parcelas adjudicadas a los pescadores, que podían por vez primera
dedicarse a su cultivo en ellas.
A partir de ahí, en Flandes y Bruselas surgieron numerosos
restaurantes de mejillones en la ruta que seguían los barcos que los
transportaban por el río Escalda. En Sint Anneke, por ejemplo, de las 80
casas que componían el pueblo, 40 eran restaurantes. En las crónicas
del XIX ya se puede leer cómo los amberinos disfrutaban comiendo
mejillones en una terraza en la orilla opuesta del Escalda.
El
queso es muy variado. La cocina belga cuenta con más de ochenta
variedades y supera en proporción a las existentes en Suiza, Holanda y
Francia juntas.
Las cervezas belgas son reconocidas por su calidad. Se destaca la gran
variedad de marcas y tipos de cerveza: la variedad pilsen, que tiene una
baja fermentación y un color dorado con sabor levemente amargo (marcas
Stella, Júpiter, Primus y Maes). Las cervezas blancas trapistas son las
más populares en Bélgica, pueden ser claras o negras y con alto
contenido alcohólico. Las cervezas ambarinas tienen un sabor suave y un
color ambarino rojizo. La cerveza preferida por los belgas es la Lambic
que se elabora con una mezcla de trigo y cebada.
Relata la historia que en 1704 seis caballeros andantes dedicados al pillaje se toparon con un anciano monje de la escuela de San Benedicto, santo iniciador de la vida monástica en Occidente que fundó la orden cuyo fin era crear monasterios autosuficientes. Él anciano convenció a los guerreros de que abandonasen su vida hostil y purgaran sus pecados en el recinto de una abadía que debían construir cultivando cuerpo y alma con el rezo y el trabajo diario, lema de los llamados “monjes negros”.
Así se alzó la abadía de Affligem y los nuevos monjes empezaron a elaborar su propia cerveza, No olviden lo que les puse al principio, Bélgica es un paraíso para los amantes de la buena mesa. Como se
acostumbra a decir, “calidad francesa y cantidad alemana”. Una auténtica
delicia.
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