martes, 9 de abril de 2019

De tapeo por la costa palmera.

Un paseo por La Palma puede dar para mucho si se va pueblo en pueblo, de casa en casa y pasándolo bien en cada propuesta.
En esta ocasión cruzamos "el túnel del tiempo" rumbo Los Llanos de Aridane, casi nada, el primer café de la zona ( era muy pronto para arrancar con cervezas), como no podía ser de otra manera fue en El café de Don Manuel, una manera diferente y divertida de entender este oficio.
Decidimos subirnos al coche con destino Tazacorte, en todo el trayecto vimos muchos locales con encanto y reconocidos, pero hoy íbamos con alma aventurera, el tiempo acompañaba y apetecía sardinas y cerveza en cercanía del mar, las terrazas llenas de turistas que tuvieron nuestra misma idea.
Playa Mont, Monte Carlo, Teneguia, La taberna del Puerto, dimos con lo buscado sardinas, de paso encontramos albacora y queso asado, cerveza fría, unas vistas de la playa y el Puerto de Tazacorte ideales para comer, encima parecía verano, en Abril, que más se puede pedir, al conductor cerveza sin, que remedio. Después de un paseo por tan ilustre pueblo, partimos a otra zona turística, Puerto Naos, a rematar la faena,  paramos en Las Olas, una terraza de la cual podías saltar a la playa, unas vistas de toda la zona con el hotel al fondo y que remedio, ya que estábamos allí pues sardinas fritas, ensalada, queso y una de calamares, todo correcto hasta el último pedido, calamar es calamar, chopito es chopito y pota es pota, nuestro único "pero", si se pone calamar y se cobra a 14 pavos no se puede poner otra cosa, no mola, pero el resto genial.
Al ser varios y pedir por raciones en cada lugar nos permitimos pedir variado para compartir, más o menos comandamos igual en cada casa, no les voy a explicar lo que es una ensalada y lo que es unas sardinas fritas, ya que en todos esos locales dominan la técnica del asunto del mar, cerveza fría y un día para comer de una forma diferente visitando varios lugares, por cierto todos hasta la bandera.
El servicio como no podía ser de otra forma muy amable y entregado a la causa, creo eso va en la forma de ser de la isla en sí.
No podíamos irnos sin algo dulce, así que nos fuimos al paseo a por helado artesanal en La Dolce Vita, fantástico.
Un día diferente acompañados por el buen tiempo, haciendo turismo y probando las diferentes formas de cocinar de varios locales en zona turística, precios razonables con un paisaje espectacular.
Les recomiendo hagan eso de vez en cuando en la zona costera de las islas, nosotros esta vez viajamos a La Palma.