martes, 12 de mayo de 2015

Cocina e Influencias parisinas en la cocina.

París capital de la cocina mundial y crisol cultural podemos encontrar cualquier producto de cualquier parte del mundo,cuenta con tiendas tradicionales que ofrecen todo tipo de alimentos exquisitos que sólo encontraremos en este lugar sus boutiques de caviar, de café, té, vainilla, carne,sus panaderías y brasseries, o las epiceries donde se pueden degustar todos los quesos de la campaña de Francia, todos los rôtis, los quiches, las choucrouttes, los cassoulets. La cocina internacional, destacamos los restaurantes chinos, japoneses, libaneses, magrebíes, iraníes, españoles, portugueses, italianos o vietnamitas, que sólo son una muestra de la gran variedad de París.Uno de los atractivos más importantes de París es su gastronomía. Se trata de una de las principales ciudades en lo que a cocina de vanguardia se refiere. La ciudad del Sena continúa ejerciendo por méritos propios de capital mundial de la elegancia y el buen gusto, un privilegio que ostenta desde hace siglos y que la ha convertido en uno de los principales destinos turísticos del Planeta.En algún momento de la década de 1760, el número cada vez mayor de parisinos de la clase media desarrolló una nueva pasión por los caldos y sopas saludables, que recibían el nombre de restaurants (reconstituyentes), y algunos vendedores ambulantes comenzaron a expenderlos. No tardaron mucho los propietarios en caer en la cuenta de que existía un mercado para menús y decorados más refinados. En la década de 1780 abrieron enParís algunos refectorios más acreditados, donde los clientes podían sentarse en mesas individuales e incluso escoger entre la variedad de platos. En 1790 funcionaban en París unos cincuenta restaurantes. Sus negocios se tornaron un tanto arriesgados en el apogeo del Terror en 1794: la escasez generalizada de alimentos inducía en ocasiones a los patriotas a denunciar a sus propietarios por acumuladores y estraperlistas.Pero en realidad, el buen yantar comercial se impuso después de 1800, cuando Napoleón se hizo con el poder como primer cónsul.
  Los parisinos menos pudientes también se daban un gusto de vez en cuando, aunque se convirtió en práctica casi habitual robar los cuchillos y los tenedores para resarcirse de los gastos. Un cliente del restaurante para gente pudiente Naudet fue descubierto por los camareros y con buenos modales se le entregó una factura que incluía el concepto “Cubertería, 54 francos”. El cliente pagó con alegría, aunque criticando: “Qué caras se están poniendo las cosas en estos tiempos”.Marguerite Bise (1898 – 1965) heredó en 1928 junto a su marido el negocio que regentaban los padres de éste. Se trataba de un bonito hotel situado a orillas del lago Annecy en Talloires. Allí, los padres de Marius Bise ofrecían una cocina tradicional y familiar, que era muy apreciada por todos sus huéspedes. Marguerite tomó las riendas de la cocina y en poco tiempo logró situarla entre las mejores del país. Así fue como en 1931 lograron aparecer mencionados por primera vez en la guía Michelin. Años después, Marguerite se convertiría en la tercera mujer en conseguir tres estrellas Michelin. Las escuelas culinarias de París han dado al mundo grandes chefs internacionales como , Roger Vergé y Paul Bocuse, entre otros.Les recuerdo que París es conocida por ser el punto donde se desarrolló y se refinó la alta cocina francesa.
  En el corazón de la vida parisina, los mercados de alimentos son lugares de convivialidad que constituyen un faro de la gastronomía francesa. Nuestros guías lo invitan a compartir su vida cotidiana y a descubrir algunos de los mercados de alimentos más prestigiados por la calidad de sus productos y la amabilidad de sus comerciantes y artesanos. Algunos ejemplos: mercado de Batignolles y la calle Lévis, Mercado d’Aligre, barrio Montorgueil… El mítico Maxim’s, un restaurante con más de un siglo de historia cuyas paredes guardan celosamente la historia de París y de la jet set internacional. Durante décadas ha sido un referente de la cocina francesa a precios más que astronómicos.Los parisinos, por el contrario, son difíciles de etiquetar. Algunos los describen como los más románticos del mundo, mientras que otros prefieren llamarlos arrogantes o rudos. La verdad, como siempre, está en un punto medio y no es tan difícil de entender exactamente de dónde proviene.

La gastronomía francesa es una de las más reputadas del mundo, con productos como el foie gras, considerado el plato más emblemático de su cocina. Los quesos ocupan también las primeras posiciones en popularidad y calidad, con un catálogo que supera los 400 tipos, de los cuales 60 cuentan con denominación de origen protegida. El Roquefort, el Camembert o el Brie son algunas de las más conocidos. Regresar a casa con alguno de estos productos es una buena idea por lo que podéis acercaros a la rue Montorgueil, una animada calle repleta de cafés y tiendas y adquirirlos de primera calidad.
 En 1793, capitaneados por Barbaroux, entran en Paris los marselleses, «harapientos, morenos, con aspecto de bajeza y de crimen», como los describe Chateaubriand, y además de entonar El Canto de Guerra del Ejercito del Rhin (luego se llamó Marsellesa), llevaron a la cultura parisina una extraña comida sureña, «un espartano condumio: cebollas y tomates», y así la cocina provenzal se introdujo a golpe de sangre en toda Francia.ules Gouffé, cocinero del «Jockey Club» de París, preparaba las langostas con la salsa de su tierra, y bautizó la receta como «Provenzal», pero en 1853, Bonnefoy la copió, la adornó con Cognac, y la llamó Homard Bonnefoy.Ya siendo este un plato famoso entre los gourmets parisinos, Pierre Fraisse abrió su restaurante a la americana.
Aunque no esté de acuerdo, muchos de mis compis si, en París se creó la Estrella Michelin,y en el mundo gastronómico, las Estrellas Michelin alcanzan un brillo único: lograr una estrella es una hazaña que amerita visitas de los más exigentes conocedores, y obtener la máxima calificación de tres es el sello inequívoco de la excelencia en la cocina sin igual.
La calidad y creatividad es, sin duda alguna, la gran merecedora de las estrellas; es por ello que puede encontrar un restaurante de una estrella desbordante de lujo y refinamiento, mientras que otro, con dos estrellas, quizás no tenga un atisbo de pompa. Las tres estrellas condecoran la exquisitez de la comida y sofisticada elaboración.París es
la segunda ciudad con más estrellas Michelín del mundo, después de Tokio.
 Desde 1994, el Grand Prix de la baguette de tradition française premia a la mejor baguette de la capital según cinco criterios: aspecto, cocción, miga, olor y sabor. Y el galardonado de la edición del 2015 es Djibril Bodian (¡ya es su segunda vez!), que trabaja en el Grenier à Pain. Gracias a este premio, gana el privilegio de proveer al Palais de l’Élysée durante un año.
"Sopa de cebolla a la francesa", una receta exquisita, tradicional y básica en cualquier cocina que se precie. Un plato delicioso y sencillo que puede ser un primer plato en Navidad o plato único con un gran cuenco de sopa en una cena casera.  Esta sopa tiene una gran historia, según el escritor de "Los tres mosqueteros", el francés Alexandre Dumas, era “una sopa muy querida de los cazadores, gente de mala vida y venerada por los borrachos”.Es el plato obligado con el que terminaban las juergas nocturnas parisinas, de ahí la cita de Dumas.
 La salsa Mornay 
El origen de la salsa es desconocido. Aunque se asocie, sin prueba alguna, su nombre con el erudito francés Philippe de Mornay (1549-1623), Señor de Plessis-Marly y Gobernador de Saumur, la salsa no aparece en Le cuisinier françois publicado en 1651. No se documenta hasta el siglo XIX, bajo el reinado de Carlos X cuando aparece por primera vez en la carta del restaurante parisino Le Grand Véfour situado en el Palais Royal. Algunos autores pretenden que la salsa podría ser epónima del apellido de dos conocidos dandys parisinos de la época, el marqués y el conde de Mornay.
 Papas a la parisina, Para hacerlas se deben usar papas francesas pero sirve cualquier tipo de papas de pequeño calibre. Los franceses las hacían haciendo bolitas de papas con la ayuda de la cuchara noisette o "cuchara parisina", que no es otra que el aparato de hacer bolitas de melón. De ahí le viene el nombre.
  El boeuf bourguignon (buey a la borgoñona) es buey en salsa de vino tinto que también lleva ajo, cebollas, zanahoria, sal y hierbas aromáticas. El croque-monsieur, es un sándwich de jamón y queso asado al horno, a la plancha o en sartén,generalmente, se utiliza queso emmental o gruyere para este sándwich, y su variante, croque-madame lleva un huevo a la plancha o frito encima. El quiche lorraine es una tarta salada, hecha a base de huevos y crema de leche, a la cual se le agrega generalmente tiras de panceta. Otros platos típicos franceses son los escargots (caracoles), coq au vin (pollo al vino), pot au feu (carne de buey y verduras cocidas), tarte tatin (tarta de manzanas caramelizadas), ratatouille (plato vegetariano), brioche (un pan dulce) y, por supuesto, las crepas, que pueden ser dulces o saladas, el foie gras (que significa hígado graso) está hecho de pato o ganso, animal que es sobrealimentado para llegar a tener el hígado graso necesario para hacer este pasta para untar. No debe confundirse con el paté de pato, o de cualquier otro animal.
 Tarta Tatin, las hermanas Tatin y su Hotel a las afueras de París. Bien comunicada con París por ferrocarril y en plena Belle Époque (finales del s.XIX y principios del XX), la localidad se convirtío en la capital de la caza, atrayendo a políticos y ricos hombres de negocios, por lo que el hotel y su restaurante era frecuentado por personas influyentes en la ciudad.Las versiones sobre cómo y por qué se preparo la primera tarta Tatin son diversas. La más popular es la de que una de las hermanas, Stephanie, tuvo un desliz al preparar una tarta de manzana y caramelizó las manzanas, por lo que decidió taparlas con una poco de masa para que no se vieran. También hay quien dice que estaba pensando en las musarañas y puso las manzanas en el molde sin haber puesto antes la masa, y la añadió encima.

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