La historia de Austria está estrechamente ligada a la casa de los
Habsburgo. Como todos los grandes imperios, estos dejaron una gran
herencia a todos los niveles, incluido el gastronómico. Su cocina no es
tanto una cocina nacional como una síntesis de las tradiciones
culinarias. La cocina austriaca mantiene huellas de ese antiguo imperio con sus
espesos guisos y sopas. Pero su recetario es especialmente famoso por su
fina y especializada repostería más que por sus platos salados. Muchas de las recetas y platos se consideran típicos de Austria o
especialidades del país, nunca habrían existido sin el intercambio
cultural.A lo largo de los siglos, las tradiciones culinarias de los numerosos
pueblos que vivieron en el seno del Imperio –alemanes, magiares,
italianos, checos y serbios– se fueron incorporando a la cocina
austriaca. Precisamente, los austríacos son desde siempre unos grandes
artistas a la hora de unir distintas influencias culturales en un mismo
plato. La carta de platos austríaca debe interpretarse como un recorrido
por la historia cultural de Europa, es todo un viaje al pasado.El origen de la cocina austríaca está basado en una larga tradición y una mezcla de especialidades europeas.Son sibaritas y que adoran su gastronomía. la comida también simboliza la identidad y la pertenencia a una
familia, a una cultura y a una nacionalidad. Para los británicos, es el
fish and chips (pescado con patatas); para los americanos, la
hamburguesa; para los japoneses, el sushi; y para los austríacos, el
Schnitzel (escalope vienés).Las especialidades gastronómicas son, por tanto, un auténtico símbolo
del país y sus regiones, y, al mismo tiempo, desvelan su alma y su
mentalidad abierta.. La Austria actual es sólo una pequeña parte de un gran imperio que se
extendía, por el sur, hasta Turquía e Italia; hacia el norte y oeste,
hasta Alemania, Francia y Suiza, y, hacia el este, por toda Hungría
hasta llegar a la frontera rusa.
La cocina austriaca tiene claras influencias de los países que
conformaron el Imperio Austro-Húngaro. Así se pueden encontrar platos
con componentes húngaros, checos, polacos, eslovenos e incluso,
italianos. Claros ejemplos de esta influencia son las picantes
albóndigas conocidas como "vapcici" y la consistente sopa de alubias,
también picante, procedentes de Serbia, la Sopa Sauerkraut y las bolas
de pan con que se acompañan las comidas checoslovacas y la col rellena
polaca. De Hungría destacan el goulach, guiso de carne de vaca aderezado
con cebollas, ajo, pimientos, tomates y apio y el "dobostorte" aunque
en Austria le ponen más mantequilla que azúcar. Platos típicos: „Escalope a la vienesa“ (Wiener
Schnitzel), el „Tafelspitz“ (carne de buey hervida), y la „Trucha a la
molinera“ (Forelle nach Müllerin Art), el „Kaiserschmarrn“ (un plato
dulce), los „Palatschinken“ (Creps), el „Apfelstrudel“ (Pastel de
manzana).
El Knödel puede encontrarse hoy en día en cualquier
carta del país. Su historia empezó a orillas del lago Mondsee en la Alta
Austria, donde hace 4000 años los pobladores de la Edad de Piedra se
asentaron formando pueblos de palafitos. En las excavaciones
arqueológicas de esta región se han encontrado restos prehistóricos de
Knödel. En todo caso, estos trozos de masa indican que antaño recubrían
la fruta o la carne. Por lo visto, el Knödel es un auténtico plato de la
Alta Austria, y de Austria en general, pero su nombre se debe en todo
caso al término del alto alemán medio, “knode”, que significa “nudo”. La
primera aparición de una masa cocida fue en el sur del Tirol, en un
fresco de la capilla del castillo de Hocheppan. Tanto si el Knödel
procede de la región prealpina como si no, la realidad es que hoy en día
es un clásico internacional.
El escalope vienés, empanado y frito, se sirve con ensalada de papa, y tiene origen e historia, la Costeletta alla Milanese, cuya particularidad radicaba en envolver una costilla de
vacuno con una capa de pan rallado y queso que se adhería firmemente a
la carne gracias a que previamente había sido bañada en huevo batido y
sometida a una fritura con aceite de oliva. La tradición oral continúa
esta historia agregando que Radetzky, que dicho sea de paso,
llegó a tener tanta fama como militar, que Johann Strauss (su padre)
compuso una marcha que lleva su nombre, le envía al emperador Francisco José I la receta de la Costeletta alla Milanese,
alabándola como uno de los grandes platos de la tradición culinaria de
la Lombardía. Al poco tiempo, ese plato que también resultó del agrado
del emperador, y se incorporó a la gastronomía austríaca con el nombre
de Wiener Schnitzel (escalope vienesa). La polémica atinente a qué país fue el inventor de la milanesa ha
durado mucho y perdura, aunque todo parece indicar que el origen es
lombardo, región italiana cuya capital es Milán y que en la segunda
mitad del siglo XIX las varias invasiones austríacas sobre el norte de
Italia difundieron el gusto por la milanesa en la capital del Imperio
austríaco que era la ciudad de Viena.
El tradicional
gulasch
, de origen magiar, es un ragú bañado en una salsa muy
condimentada con pimienta rosa de Hungría o páprika; se acompaña de
tomates, cebolla y patatas. En Graz y Estiria se cocinan deliciosos
pollos y patos empanados y fritos. En temporada, la caza se come en todo
el país. En Salzburgo, donde nació Mozart, encontramos el popular Kasnockerln, elaborados en trocitos pequeños de harina con
leche o agua, sal y huevo y fritos con mantequilla y cebolla. La trucha
es el pescado que mejor se cocina en Salzburgo, mientras que en postres,
un buen merengue (Salzburger Nockerln) hará las delicias de los más
dulceros.
Los postres son realmente exquisitos, razón de su merecida fama. Existen
postres calientes como los palatshinken, tortitas rellenas de mermelada
de frutas o el apfeltstrudel, un delicioso pastel relleno de rodajas de
manzana, pasas y canela envuelto en hojaldre cubierto de nata. También
son estupendos los knödel rellenos de albaricoque caliente o de queso de
nata y las tartas de todos los sabores, de cerezas, fresas, avellanas,
nueces, destacando la sachertorte, tarta de chocolate que también puede
llevar mermelada de albaricoque. La mayoría de las tartas se pueden
comer con nata batida o sin ella pero todas ellas una delicia.Destacan, sobre todo, los famosos strudel. Los strudel son pastas
rellenas que derivan su nombre en base a ese relleno. Tenemos el
Apfelstrudel (de manzana) y el Topfenstrudel, elaborado con queso quark
(queso blando y blanco).El strudel es un tipo de dulce o salado pasteles en capas con un relleno
adentro, que ganó popularidad en el siglo 18 a través del imperio de
los Habsburgo. Cocina austriaca fue formado e influenciado por las
cocinas de muchas personas diferentes durante los muchos siglos de
expansión del imperio Habsburgo de Austria. Strudel se relaciona con los
pasteles baklava del Imperio Otomano, y llegó a Austria a través de
Turquía a Hungría y luego húngaro cocina austriaca, el strudel de manzana es el tipo más conocido de strudel. Milhojas de
Apple es considerado como el plato nacional de Austria junto con Wiener
Schnitzel y Tafelspitz. Strudel de manzana en húngaro se llama
Almsrtes, la palabra "Apfelstrudel" en alemán significa strudel de
manzana.La receta Strudel más antigua conocida es de 1696, una receta escrita a mano con sede en el Wiener Stadtbibliothek.
Después de la comida el café es imprescindible y los austriacos, amantes del buen café. Ya en 1730 existían unos treinta cafés en la capital. Viena siempre fue el catalizador de ese gran acervo gastronómico. Otra manera encantadora de conocer bien las costumbres gastronómicas austríacas es la visita de un “Heurigen“.
Son pequeños locales rústicos situados en los bosques de Viena y en la
misma Viena, que sobre todo durante la época de primavera y verano
invitan a tomar un vaso de vino de cosecha joven “Heurigen“
acompañándolo con unos platos típicos como las ensaladas de papas, de
tomate, embutidos austriacos, patés, pasteles de requesón y manzana. En
muchas ocasiones unos músicos tocan música tradicional vienesa.
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