"...Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches,
duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de
añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda..." Es
ésta una frase del Quijote que nos da una idea de la importancia que los fogones, el buen
yantar y la gastronomía que en general tienen en la inmortal novela de
Cervantes.La gastronomía castellano-manchega es abundante y sabrosa, variada como
su geografía, pero obre todo, contundente, a partir de unas tradiciones
heredadas de sus orígenes pastoriles y basada en productos de la tierra.
Todo en Castilla tiene que ver con el pasado. Escenario de batallas pero
también de grandes construcciones, ha visto cómo íberos, romanos,
visigodos, musulmanes y cristianos han dejado su huella en ciudades.Una cocina que aunque sobria, es original y se traduce en multitud
de peculiares y típicas recetas, en las que muchas veces el elemento
diferenciador lo pone precisamente su peculiar condimentación.La cocina de esta región está conformada por gran variedad de platos
fuertes y arraigados, aunque sencillos, elaborados con ingredientes
elementales, como el pan y la carne, o productos de la huerta; y
acompañados por sus variados vinos, quesos de oveja y postres, nos
trasladan a una época en la que bien podríamos encontrarnos con don
Quijote y su fiel Sancho.Don Quijote y Sancho Panza ya hablaban en sus aventuras de las delicias
de la cocina manchega y sus intensos vinos. Unos platos que han
conquistado los paladares de la historia española gracias a sus
profundos aromas y contundente sabor, y al calor de sus guisos o asados
que tan bien reconfortan el cuerpo. Estas influencias socioculturales unidas al carácter recio de sus
tierras, secas pero fértiles, y a la fortaleza de su gente, acostumbrada
a los rigores de las temperaturas extremas propias de su clima
mediterráneo continental, han forjado el verdadero espíritu castellano manchego presente en todas las manifestaciones de su cultura. Los romanos dejaron gran influencia en esta zona, ntroducen nuevas formas de cultivo en la agricultura, nuevos frutos y
técnicas culinarias. Ellos nos dieron a conocer los injertos y la manera
intensiva de cultivar el olivar. Importan nuevas variedades de trigo y
escaña junto con la lenteja, el guisante, el garbanzo, las coles, las
lechugas, que se sumergían en salmuera para poder ser consumidas en
cualquier época del año.Su gastronomía típica, de origen eminentemente pastoril, aunque sobria es riquísima en variedad de ingredientes y matices. Muchos fueron los viajeros románticos procedentes de otros países que
recorrieron España en el siglo XIX, algunos de ellos hicieron
descripciones de las comidas que se encontraban durante su estancia en
sus respectivos libros de viaje, Prosper Mérimée,Alejandro Dumas que
siendo famoso escritor francés hizo un largo viaje gastronómico por
algunas regiones de España dejando abundantes notas en sus libros sobre
la cocina popular de la época,63 el inglés Richard Ford, y el
francés Théophile Gautier. El siglo XIX es un siglo de fuerte influencia
francesa en la cocina española, se traducen recetarios del francés al
castellano.64 Algunas de las crónicas que dejaron los viajeros,
mencionan un extraño tono negativo hacia las preparaciones españolas,
servidas con exceso de ajo y mucho aceite.El
producto más famoso de este región es el Queso Manchego. Este queso
tiene un denominación de origen y incluyendo el región natural que es
más grande en España. También esté tipo de queso solamente produce de la
raza de ovejas se llaman Entrefino.
Hay otros productos que tienen los denominaciones de origines de
Castilla-La Mancha como Aceite de la Alcarria, Vino de Jumilla, y
Cordero Manchego. En corto el región de Castilla-La Mancha tiene 28
productos que tienen el denominación de origen de Castilla-La Mancha.El buen saber de las gentes de la tierra ha hecho que tampoco para la
gastronomía existan fronteras y los guisos de La Mancha se combinen con
los platos recios de las serranías, y lo más austero con la sensibilidad
de los dulces árabes como los pestiños, el alajú conquense de frutas y
miel o el insigne mazapán toledano.Los corderos manchegos no sólo son alimentados exclusivamente con
materias primas naturales, sino que su sacrificio y el procesado de su
carne lleva una elaboración rigurosa, capaz de garantizar su jugosidad y
suavidad.
Las primeras referencias del azafrán nos transportan al año 2.300 a.C.,
pero no nos hablan únicamente de su relevancia gastronómica sino también
de su uso en ritos y ceremonias religiosas, así como en medicina.
La delicadeza de la flor y su alto valor en el mercado nos llevan a conocer este producto en la región como el "oro de la Mancha", ya que, aparte de la elaborada producción que necesita, son necesarias más de 200.000 flores para obtener un solo kilo de azafrán.
El azafrán se ha constituido como un símbolo de La Mancha durante el siglo XX.
La delicadeza de la flor y su alto valor en el mercado nos llevan a conocer este producto en la región como el "oro de la Mancha", ya que, aparte de la elaborada producción que necesita, son necesarias más de 200.000 flores para obtener un solo kilo de azafrán.
El azafrán se ha constituido como un símbolo de La Mancha durante el siglo XX.
La miel, de cualidades intensas y calidad imperecedera, es el único
alimento que puede conservarse durante siglos, tanto es así, que se han
encontrado algunos tarros de miel en tumbas egipcias de 4.000 años de
antigüedad que resultaron ser perfectamente comestibles.
En Castilla-La Mancha, tierra de tonos ocres y dorados, endulzan la vida con productos sencillos y tradicionales, como la miel,la producción de miel se concentra en la zona de La Alcarria, entre Cuenca y Guadalajara. Esta miel cuenta con una denominación de origen desde 1993.
En Castilla-La Mancha, tierra de tonos ocres y dorados, endulzan la vida con productos sencillos y tradicionales, como la miel,la producción de miel se concentra en la zona de La Alcarria, entre Cuenca y Guadalajara. Esta miel cuenta con una denominación de origen desde 1993.
En Castilla-La Mancha, tierra llana, de arrieros y labradores, los productos agrarios
adquieren una importancia espectacular a la hora de dar forma a su cocina.
Así unos pocos tomates, pimientos verdes y rojos, y algo de calabacín
bastan para hacer realidad un plato que ha alcanzado la categoría de nacional:
el Pisto manchego.Otro
plato hortelano es el Asadillo de pimientos rojos. Se asan, se trocean
y se aderezan con ajo, tomate y aceite. Otro ejemplo de recetas obtenidas a partir de productos del campo son el popular Ajoarriero y el Tiznao.El Tojunto, un plato a base de carnes de caza, principalmente
conejo de monte. "Tojunto" es la abreviatura de todo junto, y consiste
en poner al fuego : carne, ajo, cebolla, pimientos verdes, especias y un chorretón
de aceite. El "Tocrudo" es una versión parecida al "tojunto",
pero en ensalada. En Toledo, que es la provincia donde se cría la perdiz roja, y que
se ha convertido en reserva de caza nacional e internacional desde hace tiempo,
preparan este animal estofado con mano maestra y simplicidad grande: laurel, pimienta,
ajo. Duelos y quebrantos, Su receta consiste en preparar un revuelto de huevos con chorizo, jamón y tocino, añadiendo a veces sesos de cordero. Un plato capaz de alegrar a cualquier duelista, y reparar a todo quebrantado en cualquier rincón de Castilla-La Mancha. Gachas y matanza son dos tradiciones fielmente ligadas en Castilla-La
Mancha. Es por ello que unen a su principal ingrediente, la harina de
almorta, panceta, ajos, pimentón, aceite y sal. Las migas de pastor son una de las comidas más tradicionales en la
gastronomía de la región. Tradicionalmente considerado un plato de
pastores, suelen acompañarse de uvas, melón o pepino: cualquier
contrapunto dulce al sabor salado del propio plato.Su receta está
basada en pequeños trozos de pan duro, sofritos en aceite, junto con
ajos, torreznos, panceta, chorizo, y pimentón. Pero el secreto para que queden realmente exquisitas es el modo de cortar el pan, y la proporción de agua y aceite. También encontramos frecuentes platos con carne, como el cochifrito,
un guiso de cerdo sin acabar de cocer que se culmina en la sartén,
donde se reúne con diversas especias aromáticas, ajos y vinagre. El plato más sorprendente de todos sea el gazpacho manchego,
que no es para nada refrescante al contrario que el andaluz, ya que el
de La Mancha es un plato de tradición cazadora y que consigue reunir en
la misma cazuela a la perdiz y al conejo, que se cocinarán a fuego lento
junto con unos ajos, pimientos, laurel, tomate y setas de temporada.
SOPA DE AJO.
La sopa de ajo es un tipo de sopa típicamente castellana que contiene
fundamentalmente agua o caldo, pan (que suele ser pan duro que ha
sobrado de días anteriores), pimentón, laurel, ajo y aceite de oliva.
Se trata de una sopa de origen humilde, estando como todo plato popular sometido a múltiples variantes, según la economía de la familia y los gustos del cocinero, por lo que es común que se le añadan otros ingredientes, como huevo, chorizo, tocino de cerdo frito y jamón.
Se trata de una sopa de origen humilde, estando como todo plato popular sometido a múltiples variantes, según la economía de la familia y los gustos del cocinero, por lo que es común que se le añadan otros ingredientes, como huevo, chorizo, tocino de cerdo frito y jamón.
Calentar en cazuela de barro el aceite de oliva virgen extra,
sofreír en él la ñora y los 4 dientes de
ajo. Retirarlos del aceite a un mortero y majarlos con unos
gramos de sal gorda y una cucharada de pimentón dulce.
Añadir el jamón serrano bien picado.
Calentar de nuevo el aceite de oliva virgen extra y verterlo sobre el mortero. En la cazuela de barro calentar el caldo, ponerlo a hervir y añadirle la majada y el pan cortado en rodajas finas. Escalfar encima los huevos.
Calentar de nuevo el aceite de oliva virgen extra y verterlo sobre el mortero. En la cazuela de barro calentar el caldo, ponerlo a hervir y añadirle la majada y el pan cortado en rodajas finas. Escalfar encima los huevos.
COCHIFRITO.
Cortar la carne de cordero en trozos
mas bien pequeños, poniéndolos en una cazuela de barro y añadíendo sal,
dejándola reposar 24 horas en sitio fresco.Al dia siguiente se le añade el vino blanco y se mezcla bien la carne, agregándole también el jamón cortado a trocitos.Escaldar las almendras para quitarles la piel. Machacar las almendras en el mortero, junto con el resto de las especias.Escaldar y pelar los tomates, picándolos bien. Incorporar el tomate al majado y verter sobre la carne.Poner la carne con el vino, el
jamon, el majado y el tomate picado a cocer a fuego lento hasta que
quede tierno. Rectificar de sal.Cocer los huevos y picar finamente. Se sirve el guiso con el picadillo de huevo esparcido por encima.
Atascaburras.
Cocer el bacalao durante cinco minutos y reservar una taza de caldo.
Aparte, cocer las patatas 30 minutos. Machacar los ajos en un mortero y
mezclar con las papas. Agregar el bacalao desmigado y el aceite, poco a
poco y sin dejar de remover. Para aligerarlo, incorporar el caldo de
bacalao. Debe quedar como un puré espeso.
CARCAMUSAS
Un guiso que conserva una tradición toledana. Las carcamusas son una
tapa típica de Toledo, cuya carne guisada con tomate, guisantes, y un
punto de picante, acompaña cualquier aperitivo que se precie.
Es un plato que se sirve caliente, tradicionalmente en una pequeña cazuela de barro acompañado de algunas rebanadas de pan.este plato se debe a un curioso juego de palabras que se utiliza en el bar Ludeña, ubicado en pleno Casco histórico de Toledo.
El bar era frecuentado por clientes masculinos de cierta edad (los carcas) y por algunas señoritas más jóvenes, que ellos consideraban sus musas. El guiso que preparaba Don José Ludeña era del gusto de ambos colectivos, por lo que en honor a ellos se denominó «carca-musas».
Es un plato que se sirve caliente, tradicionalmente en una pequeña cazuela de barro acompañado de algunas rebanadas de pan.este plato se debe a un curioso juego de palabras que se utiliza en el bar Ludeña, ubicado en pleno Casco histórico de Toledo.
El bar era frecuentado por clientes masculinos de cierta edad (los carcas) y por algunas señoritas más jóvenes, que ellos consideraban sus musas. El guiso que preparaba Don José Ludeña era del gusto de ambos colectivos, por lo que en honor a ellos se denominó «carca-musas».
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