domingo, 27 de marzo de 2016

Interpretaciones y pensamientos de un cocinero.

La cocina tiene un único fin, que es el bien de la Humanidad. El desarrollo de la cocina mundial no se genera por el enfrentamiento de un cocinero con otro sino por las aportaciones de unos y otros. Esas guerras no existen, son una invención de los medios. La cocina es muy confraternal. Eso forma parte de la propia esencia de este oficio.
Es una profesión dura en la que existen profesionales que hacen las cosas bien, pero, a veces, me da vergüenza ajena escuchar a algunos colegas. Ésta ha sido siempre un reducto de grandes artesanos. A partir de ahí, si alguien nos distingue como grandes artistas, estupendo. Reniego del cocinero profeta o sumo sacerdote, en serio hay muchos que van de divos, aquí todos nos cortamos y nos salpica el aceite,  hay una frase en mi tierra que describe a estos imitadores de Chef, dice así "guardame un cachorro y ponle un lazo de cuero".
Lo que mola en esta profesión es ir de paseo al mercado, la olla, el sofrito... La cocina te hace sentir vivo. 
Si les doy mi opinión sobre la cocina molecular es agua de borrajas y la del mañana se dibuja pura, natural, sana y a la antigua. Hoy en día me cuesta cocinar sin echar mano de algunos productos y algunas maneras que tienen más que ver con el mundo oriental que con el nuestro.
La mayoría de las veces, lo primero que hay que poner es todo el corazón, todas las ganas y muchísima ilusión y pasión. Y transmitírselo eso a los clientes, para que sepan que le estás poniendo eso encima de la mesa. Conservo mi inquietud de trabajar y de disfrutar la cocina día a día, estoy a favor de la mezcla, me encanta descubrir cocinas  y no hay una sola cocina, sino muchas diferentes. Lo más importante es que todas ellas tienen un porqué.
Esto es así de fácil, no hay que sacar un master en Oxford, ni ir a una iglesia a rezar, es tan simple como elegir un buen producto, soñar, divertise y tener las ideas claras... y saber que es duro.

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