sábado, 12 de marzo de 2016

Dones divinos en una cocina... Si será.

Antes que nada pediré disculpas, ya que cada uno es libre de creencias religiosas, políticas e incluso futbolísticas, pero lo que me mueve hoy va relacionado con esas idea religiosa de “dones divinos” en algunos cocineros, sinceramente creo que Dios tiene mejores cosas que hacer para andar tocando con una varita mágica a gente que lleva chaquetilla y mandil, la realidad me dice que si te pagan una mierda de sueldo, si estas en una cueva una media de 12 horas diarias, existe un riesgo de cortes, quemaduras, etc, no ves a tu familia más que el día libre y un sin fin de “detalles” más, si Dios anda metido en esto empiezo a darle sentido a la Inquisición, igual hasta pido que beatifiquen a Torquemada, señores, realismo por fa plis.

Después de leer sobre dones y dioses en la cocina me encontré una leyenda china que data de más de 2000 años, un resumen sería un rollito así.

El Díos de la cocina era importante personaje de los mitos antiguos y un funcionario mandado por el Emperador de Jade ( divinidad soberana del taoísmo) a todas las familias. Todos los años, el Díos de la cocina rendía cuenta al emperador. Razón por la cual, la gente le temía y respetaba. De manera que se circulaba la costumbre de hacer ofrenda de despedida a la divinidad del hogar.

Es el momento de meditar acerca de los hechos positivos que nos han ocurrido, de los errores cometidos y de todas aquellas acciones de las que ahora nos arrepentimos. También es el momento de establecer nuestras metas o deseos para el año entrante.
Existe en la China tradicional un ritual que sirve precisamente para “deshacerse” de esos sentimientos de culpa, de arrepentimiento y de pesar que nos acompañan a raíz de los errores que hayamos podido cometer. Es decir, de todo lo negativo que hemos acumulado. Se trata del ritual del Dios de la Cocina, Tsao Chun, una deidad benévola del Taoísmo.

Por lo tanto aún con riesgo de ganarme una plaza en el infierno o buscarme que la iglesia me excomulgue, o que me lleven a la hoguera acusado de herejía, defenderé que un cocinero es un alma libre, un rebelde con causa, un artesano que improvisa y se adapta al medio, un loco que se expresa mediante un plato, una persona inmune a temperaturas, adversidades y demás “plagas” que nos van surgiendo día a día, jornada a jornada.

No creo en dones divinos, ni varitas mágicas, pero si en aprendizaje diario, en formación constante y si alguno se encomienda a Dios para que guise por él, le deseo la mayor de las suertes, como dije al principio Dios tiene mejores cosas que hacer para ir a prepararles un “pase”.

Dios me dio un don dicen, joder a mi me dio una madre y una abuela que me enseñaron a “ mezclar”, un padre que me enseñó a currar duro y dos manos para picar cebolla, aún así si creen en dones divinos como dice el cura del pueblo Amén …. ¡¡ Dios creo el alimento y el diablo a los cocineros!! Palabra de Adrià.

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