miércoles, 4 de mayo de 2016

La cruda realidad, cocineros sin fuegos.


La cocina tiene un único fin, que es el bien de la Humanidad.No me gusta el tono competitivo que enfocan programas como Master Chef o determinados cocineros los cuales por vergüenza ajena no nombraré. Creo en una cocina divertida, en ir al mercado todos los días, en disfrutar elaborando para y por el cliente, el mundo es muy ancho, por lo tanto creo en todas las tradiciones, no solo en la de la tierra, en mi caso Canarias.. Como vivimos en un mundo atolondrado la gente se lleva las manos a la cabeza con lo que hago y digo. Detecto una especie de pasteurización mental que nos aturde a todos, y es una lástima. Reniego del cocinero profeta o sumo sacerdote, sinceramente me aburren. Ejercen el sacerdocio en la cocina, se han olvidado para quien cocinan, muchos van por egos personales, no mola. Han convertido el restaurante en un lugar absurdo, no es broma, fijense en muchos, antes un cuchillo, un sartén y dos fuegos bastaba para liarla parda, hoy en día hay que tener pinzas de precisión,nitrógeno, botellas con carga para hacer espumas, si vale tienen nombres técnicos, pero también me aburren.Al cocinero le gusta vivir segundo a segundo, disfrutando absolutamente de todo. Cocinar es uno de los grandes divertimentos que puede hacer uno en vida y no solo profesionalmente, o no recuerdan cuando de niños y no tan niños iban a barbacoas o asaderos que se dice en mi tierra y se metían directo a poner carne a las brasas o poniendo las ollas al rescoldo, algunos birra en mano, luego el envite o el dominó, que gozada.
Para poder amar a la cocina no se puede tener ningún plato que se evite,un plato favorito es cualquiera que este bien hecho, de verdad, bien me molesta esa pregunta ¿cual es su plato estrella?
Siguiendo unas normas básicas y luego con lo que haya en la nevera se debe cocinar,la conservación de los productos es muy importante,la organización, la disponibilidad,cómo va vestido el personal, la disciplina y la limpieza,esos detalles son los que indican al cliente si va a comer bien o mal y a uno le indica si está haciendo bien su trabajo,hay muchos puntos que delatan si ese restaurante esta bien dirigido o no, pero principalmente al observar el restaurante y luego ya en la mesa los olores y sabores. La buena comida aplaca a los espíritus más atormentados, de esto doy fe.
La verdad es que me entra mucho la risa cuando oigo hablar a muchos cocineros, a los que respeto totalmente, pero se ponen a hablar de identidad e innovación y hay un mundo enorme, sin necesidad de entrar en alimentos imposibles o mezclas, muchas veces sin sentido, o aún peor, con el ansía de rizar el rizo, confunden el paladar. Pedón por la palabra, joder, cocinemos que sea entendible.
Todo eso es muy importante y sobre todo tener el reto de hacer platos ricos,que el cliente disfrute, sin descuidar una cocina saludable.Los ingredientes por tanto que encontramos en la cocina deben ser de calidad, de fabricación propia o de proveedores muy selectos, si ese es el único truco. Estamos en una época en la que la gastronomía tiene una notoriedad mejor que nunca y deberíamos sacar un mejor partido que el que se está sacando, una pena, utilizar esta importancia en sacar tajada, no me refiero a sueldos dignos para lo que hacemos, bueno también, me refiero a indicar el camino correcto a los jóvenes, a enseñar a los niños a comer... Tantas y tantas cosas productivas. Lo triste es que damos una imagen de reto, de competencia, de secretismo, que con razón dicen que ¡al cocinero hay que darle de comer aparte!. La cocina es el reducto último ante la cruda realidad,que decía Gerard Butler. Estamos abocados al abismo. Pero el mercado, la cacerola, el sofrito... La cocina te hace sentir vivo.
Y puestos a decir en un temible ataque de sinceridad, no olvidarme de esto que llaman crítica gastronómica, muchos van aliados con Elliot Ness y otros con Al Capone, señores a la hora de sacar sus conclusiones, valoren también el esfuerzo y las horas, valoren en base a lo real, no a si se accede o no a un chantaje, recuerden que luego somos nosotros los que ponemos un brazalete, guardamos un minuto de silencio o ponemos DEP, cuando un compi  dispara de la cabeza a cuenta de la tensión y presión que determinados premios causan.
Al mas puro estilo de esa cómica película de este gran actor me despido, si han llegado hasta aquí perdón por la chapa...
¡Y esto señores, es la cruda realidad!.

No hay comentarios:

Publicar un comentario