lunes, 1 de enero de 2018

Una opinión con hechos , siempre es mejor que una idea basada en sueños.



Hay momentos en los que echamos la vista atrás y recordamos ir en la parte de atrás del coche de los viejitos escuchando las letras del gran Joaquín Sabina, que quieren que les diga, "Calle Melancolía" o "Pongamos que hablo de Madrid", marcaron a varias generaciones, los domingos después de los partidos de mi Mensa, ¡¡¡uy, que mi viejita lee!!!, después de misa de 12, nos íbamos a casa de mi abuelo, hacía unas garbanzas y un conejo en salmorejo de esos que crean cátedra o realmente te hacen creyente en esa diosa de las cocinas que tanto alaba mi gran amigo Xavi Brusca, supongo que muchos de ustedes en esa época que no levantaban más de metro veinte del suelo recuerdan, sobre todo en estas fechas, tan propensas a recuerdos de infancia. Por cosas así y un bizcochón uno se dedicó a este noble oficio y les he metido esta chapa para que comprendan que muchas de las cosas que hoy algunos elaboramos en nuestras cocinas son debidas a esos recuerdos, otros igual tuvieron otro tipo de infancia y a su cocina lo llaman laboratorio, pero seguro que en su curriculum pone recuerdo a mi abuela.

A esos adictos a los programas televisivos que dicen ser de cocina los cuales no mentaré ya que no me pagan por ser publicista, les contaré que este oficio tuvo unos comienzos muy duros, cuenta la historia que los cocineros en el siglo XVI fueron a menudo encarcelados y en algunos casos ejecutados debido a su libre pensamiento. Para evitar la persecución, algunos chefs se refugiaron en iglesias ortodoxas y fueron ocultados entre los sacerdotes de los monasterios. Otro de los fáctores que han influido en esta profesión, fue Escoffier (1846-1935) que está considerado como el padre de la cocina moderna y el gran transformador del oficio. A él se le debe, la reorganización de la cocina y los menús clásicos, así como la reorganización de las personas que trabajan en cada una de las partidas.
Como ven, no es un asunto moderno, no es el mundo de farándula y alfombras rojas que se ve hoy en día, es más, hace no muchos años decir en casa que ibas a ser cocinero podía causar una sería discursión, hoy en día, parece que se reza para que los críos quieran cocinar, mi duda es la siguiente, alguno de esos padres ha dicho a los chavales cuan duro es este asunto de entretener los fogones, o la de horas que hay que meter, deberían plantearse seriamente todo esto y no dejarse llevar por el mundo de los focos y alfombras rojas.

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