domingo, 7 de enero de 2018

Master Chef o cocineros en el fogón.



Queridos amigos, si nos consideran una de sus guías espirituales más reconfortantes (esto contando estén de acuerdo estos amigos de G7), si les persigue hacienda, el perito del seguro, el FBI o desean pasar desapercibidos y disfrutar ajenos al mundo gastronómico,antes de empezar este "rollito" de hoy, quiero tengan en cuenta que soy un intruso en estas lides periodísticas, un palmero del que su abuela, ahí desde el cielo, les diría que a este cocinero de raza que gasta siempre una enorme sonrisa y se descojona del mundo sin complejos, porque hace tiempo que no pierde un minuto intentando pasar a la posteridad haciendo pajas mentales sobre el plato ni peloteando a los “críticos de pago” de turno, un rebelde pero sin perder el sentido de la orientación,de los que siguen pidiendo a sus compis de oficio que intenten salvar a la humanidad sartén en mano del descalabro del cambio climático, pues ya habrán visto que en nochebuena comemos sandías y en verano castañas, ¡el acabose!, ¡cocineros, liberen sus almas!, hagan entender a esos "Chef", que nosotros los cocineros cocineros que vivimos en esa alocada y desmedida noria que gira y gira, pensando que todos tenemos dieciocho años, curiosidad de practicante de cocina y entresijos a prueba de bomba de neutrones, no digan que no es plan divertido.
Recuerdo cuando el jengibre por aquí no lo conocían ni en las farmacias. ¡Ánimo, no se amilanen!, si se preguntan de que va todo este lío se los contaré, de esos cocineros que se prestan a esos programas de "tele", donde en vez de enseñar la realidad de este oficio, muestran un nivel de competencia y putear al compañero, cuando los cocineros somos más como una hermandad de bucaneros que en vez de poner rumbo a Tortuga lo ponemos al bar de en frente a tomar unas birras frías.

 Queridos egochef, el problema está en que se han olvidado de dos cosas importantes, por y para quién cocinan, les recuerdo es más importante el cliente diario que el crítico esporádico, por último ponerse delante de un fogón y divertirse, ver bailar el ajo picado o el "chop chop", que dice mi viejita, de un guiso, en vez de estar pendiente de una baja temperatura, de un sifón o un soplete para ver si en vez de un aplauso del comensal, arranco una estrella del...
Ojalá regrese la cordura a este oficio, que la diosa de los fogones les acompañe y no olviden que esto no es más que la humilde opinión de un entretenedor de fogones. 

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