A mi profesión le debo mucho, me gano la vida con ella y tengo la sensación de que no trabajo, a pesar de que le dedico muchas horas.
Es una profesión dura en la que existen profesionales que hacen las cosas bien, pero, a veces, me da vergüenza ajena escuchar a algunos colegas.
Me sigue poniendo los pelos como escarpias esa cocina de toda la vida, renovada y proyectada al futuro con mucho más sabor, poderío y muchas veces orgásmica, no en vano con las palabras “Tradición” y “Evolución”, el sheriff de la casa bautizó su comisaría, dicho en términos coloquiales, la cocina que triunfa y nunca pasa de moda pese que a los profetas gastronómico se les baje el lívido cuando leen esto.
Con esto no quiero decir que no respete otras "técnicas", solo que me dan igual, valoro el sacrificio de todos los cocineros y critico el ego de muchos a los que les pregunto ¿que harán cuando este circo deje de tener bombo y platillo?.
Los cocineros nos atrevemos con lo que nadie se atreve. Valoramos el esfuerzo de conseguir el producto y elaborarlo y muchas veces nos zampamos un bocadillo de lo que sea.
No me importa una mala crítica. Lo que me interesa es que esté bien escrita y la lectura me atrape, no todo son rosas y claveles, muchas veces nos ponen crisantelmos.
Luego están los cocineros de alfombra roja, esos a los que en las fotos ves brillar por el resplandor de los flash y al verse creen en dones divinos, varitas mágicas y creadores de religiones, parece que a sus restaurantes, en vez de ir a comer sabroso, acudes a alimentar el alma y el espíritu con tonterías. La innovación gastronómica me pone un poco nervioso, porque sólo aspiro a comer con sentido común.
En conclusión esto de ser cocinero o te gusta o no, no hay término medio, prometo que se me han quemado muchos guisos, roto muchas tortillas y se me han caído mil bizcochos, aun así me divierte cocinar. El perfeccionista en la cocina es un mal negocio, la perfección es aburrida. Simplemente diviertanse y de vez en cuando alcen la bandera negra con dos tibias y una calavera y griten ¡¡¡ Al abordaje!!!.
¡Larga vida a la vieja escuela!.
sábado, 9 de julio de 2016
Mi mundo, la cocina.
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