Admiro lo honesto y me parto la caja de los fantasmas.
“Ya se abren las puertas del infierno y aparecen todos los profetas, son los cocineros dándonos recetas… esto es el fin”.
Admiro a la gente que trabaja en lo que le gusta y que no solo eso, si no que encima son capaces de transmitirlo como pocos son capaces de hacer. Los tiempos cambian y los vientos del este llegan aromatizados, de tal forma que nuestro grito rebelde, hoy, no puede ser otro que ¡¡ OIDO COCINA!! que invita sin molestar a vivir a calzón quitado, cocinando sin gilipolleces para no creernos las tonterías que todo el mundo cuenta.Ésta profesión ha sido siempre un reducto de grandes artesanos. A partir de ahí, si alguien nos distingue como grandes artistas, estupendo. Cuando alguno nos caliente la oreja con milongas, toca descojonarse del mundo, no es un don divino, no es todo glamour, no pagan sueldos astronómicos, pero si es una pasada hacer lo que a uno le gusta.Las ganas y la ilusión de cocinar, con mis cuchillos afilados, mi madera y mi orden en todo.La innovación gastronómica me pone un poco nervioso, porque sólo aspiro a comer con sentido común. La única culinaria que me interesa es la que alimenta el apetito. La cocina molecular es agua de borrajas y la del mañana se dibuja pura, natural, sana y a la antigua.
La parte que más me gusta de la cocina, es la improvisación y creo que es un dato que todo cocinero debe dominar, la gastronomía es mi sustento, mi pasión y lo que ocupa el 90% de mi tiempo, el 10% restante lo paso pensando en qué será lo siguiente que voy a cocinar.No he querido ser otra cosa en la vida, lo juro, quise guisar desde bien crío y es lo que me dejaron hacer en casa, meterme en la cocina y ensuciar cacharros.
“Y que le voy a hacer
si me gusta el buen comer
no cambio la comida
por ningún otro placer
pues no hay nada mejor
que una buena cazuela
porron pom pon Manuela”
Hay cosas que se omiten o se sacan de contexto, como por ejemplo:
- Es una profesión dura en la que existen profesionales que hacen las cosas bien, pero, a veces, me da vergüenza ajena escuchar a algunos colegas.La gastronomía se ha convertido en una especie de nueva religión patética y desde hace un tiempo los cocineros nos lo estamos creyendo demasiado.
- Chef es un término que procede del francés y que hace referencia al jefe de cocina. El concepto se utiliza, en el lenguaje cotidiano, para nombrar a la persona cuya profesión u oficio consiste en cocinar. Es importante destacar que el chef no suele ser el responsable directo de los platos en una cocina. El chef diseña las recetas, elige ingredientes y dirige a las personas que se encargan de elaborar cada plato.
- En una actividad tan sofisticada y especializada como es la gastronomía hay gran cantidad de éstos. Algunos de ellos, aunque siendo muy familiares y conocidos, pueden llegar a ser confusos e incluso mal interpretados. Un ejemplo muy peculiar se refiere al gran protagonista de la cocina, que no es otro que el "cocinero"Durante muchos años las principales novedades gastronómicas se desarrollaron en el país vecino, es por tanto normal que muchos de los términos empleados en restauración sean galicismos. Términos como sumiller o maitre no tienen traducción al español y se han castellanizado, normal.
Lo que no es normal es que lo que toda la vida se conoció como jefe de cocina ahora pase a denominarse chef con la intención de establecer una barrera profesional entre unos y otros. Me parece de un snobismo que raya la ridiculez. En alguna ocasión oí comentar que más que artistas los cocineros deberían ser considerados como artesanos, ya que lo que hacen es repetir un producto muchas veces, pero seguro que para el chef actual la definición de artesano se queda un poquito corta. La definición de artista se me antoja de una inmoralidad sonrojante, equiparar la producción de Goya, Gaudí, Mozart con la que cualquier cocinero pueda realizar me parece fuera de toda lógica. Pero el chef actual no es un jefe de cocina no, el jefe de cocina tiene un valor comercial, el chef no, se encuentra por encima de los parámetros comerciales, por encima de los criterios económicos. El jefe de cocina trabaja para que los clientes que acuden a su local coman, el chef cocina para que los clientes acudan a su local para comer. La diferencia es pequeña pero sutil.Al final creo que lo más importante que se ha perdido en esta metamorfosis del jefe de cocina en el chef superestrella es la falta de humildad, (gracias a Dios que la otra gran virtud para la cocina, la pasión, sigue íntegra). Esta pérdida de humildad en el desarrollo profesional tiene su reflejo más doloso en las propias escuelas de hostelería, donde llegan legiones de alumnos que no quieren aprender a cocinar, si no crear. Angelitos, los pobres lo que ven en la tele.
En una actividad tan sofisticada y especializada como es la gastronomía hay gran cantidad de éstos. Algunos de ellos, aunque siendo muy familiares y conocidos, pueden llegar a ser confusos e incluso mal interpretados. Un ejemplo muy peculiar se refiere al gran protagonista de la cocina, que no es otro que el "cocinero".
Limpieza, Vocación, Compostura, Educación, Puntualidad, Organización, Administración, Responsabilidad, Perfeccionamiento, Cultura.la asociación de maestros cocineros de Francia, que data del 1951,establece un código de artículos deontológicos del cocinero, con los deberes generales de los profesionales de cocina
“Venid a mí todos aquellos cuyos estómagos clamen angustiados que yo los restauraré.”
Hay cosas que por desgracia van cambiando y muchas veces no sabes si a mejor o a peor, ya el tiempo lo dirá, pero creo que el camino que está tomando esta profesión no es el correcto, algo está fallando, sino lo creen pregunten a cocineros las siguientes cosas.
- ¿Cuantas horas curras?
- ¿Que sueldo tienes?
-¿ Que condiciones laborales?
Luego me cuentan si es ese mundo de fantasía que nos cuentan en la tele... ¡Oído Cocina!
No hay comentarios:
Publicar un comentario