miércoles, 14 de octubre de 2020

Un clásico, Tortilla Arnold Bennet.

Hemos repetido una y mil veces que la cocina es asunto serio para mujeres y hombres de raza, damas y barones rampantes chiflados por este oficio adictivo y puñetero en el que te quemas diariamente las pestañas a plena llama en el fogón para lograr algo tan sencillo como endiablado, dar de comer lo mejor a los que asoman el hocico por la puerta. Dejémonos ya de pamplinas y abandonen su papel de “alto cargo”, deshínchense,comprendan que nosotros tenemos un estilo bien particular de entender la gastronomía allá donde sea posible, adquirimos la condición de cocinero que atiza las ollas con esmero, preocupándose por extender una oferta de recetas clásicas interpretadas a la perfección por ese estilo imperante que arraigó rápidamente en la zona en la que nos movemos, no tienen más que fijarse a izquierda y derecha, en todas las casas vecinas. Así que no hay mejor noticia que la alegría en la caja y que el dinero se mueva, para que pase en endiablada espiral por los bolsillos de todo hijo de vecino, en definitiva, que la pasta rule, y que todo el mundo pueda pagar su hipoteca, cambiar de coche y de piso si se tercia. Así empezamos nuestra entrega de hoy, con “consejitos traigo” a lo “intelectual de pacotilla”, recomendándoles que arrimen sus sentidos al recetario y se pasen por el forro polar, siempre que puedan den un homenaje declarado a todos sus proveedores,¡menuda banda!. El que se de por aludido, que se rasque la almorrana y nos invite a un escaldón pasado mañana, Puestos al día les contaré a que viene este repertorio, hoy toca uno de esos platos super divertidos.
   Muchos de ustedes ya sabrán que a comienzos del pasado siglo veinte, el célebre chef del Hotel Savoy de Londres cocinó una maravillosa tortilla para distinguir a un cliente tan habitual como ilustrado, el novelista, dramaturgo y ensayista Arnold Bennett; su elaboración, convertido ya en un clásico británico, forma parte del ilustre grupo de exquisiteces inglesas que definen a un pueblo entero en su manera de vivir y de comer, con multitud de elementos cultos y populares de distintas tradiciones peninsulares y británicas, definidas en la cantidad y variedad de vanos, solanas y miradores. Da igual si utilizan bechamel, holandesa, o las meclan, el rollito es hacer esta tortilla y como les decía al principio, dejarnos de tonterías y disfrutar.
Receta.
La mornay, la haremos así.
20 gr de mantequilla
20 gr de harina
230 ml. de leche tibia
30 gr de queso gruyère y en nuestro caso unas lascas de parmesano.
Un poco de mostaza antigua.
Unas gotas de salsa inglesa.
Sal y pimienta molida al momento
2 cucharadas soperas de salsa holandesa, si quieren.
A parte tendremos estos ingredientes.
450 gr bacalao ahumado, si no tienen utilicen salado y desalen.
8-9 huevos
Aceite de oliva
40 gr mantequilla
Cebollino.
Para la salsa mornay,
Poner la mantequilla en una olla, incorporar la harina y cocinar durante un minuto sin dejar de mover.
Ir añadiendo poco a poco la leche tibia y llevar a borbotón. Dejar hervir durante un minuto, apartar del fuego, añadir el resto de ingredientes y mezclar hasta que el queso se haya derretido.
Pochar los lomos de bacalao en leche, hasta que estén cocidos.
Hacer las tortillas por separado.
Para cada una, batir 2 huevos en un "cuenco". Calentar una sartén antiadherente y añadir un trozo de mantequilla, cuando se haya derretido, añadir los huevos.
Hacer a fuego medio hasta que la tortilla esté hecha sólo en la base y todavía el centro esté sin cuajar.
Precalentar la gratinadoral, poner la tortilla con la parte que está sin hacer hacia arriba, repartir las laminas de bacalao ahumado desmigado y dos cucharadas de salsa mornay bien extendidas, cubriendo el bacalao, y un poco de los quesos.
Cuando la parte de arriba se dore, retirar y terminar con un poco de cebollino recién picado.
Prometo es un auténtico manjar. Que la diosa de los fogones les acompañe. 
Larga vida al rock and roll.