Igual podemos decir que estas islas son afortunadas por productos que fuera de estas fronteras no son muy habituales, lo conocido son las papas arrugadas, el gofio y los mojos, pero también podemos presumir de erizos, morenas, lapas y burgados, entre otras cosas, hoy me dejo llevar por las lapas, esa que da lugar a dichos antiguos por lo tanto ¡ a mojarse!. En las Islas Canarias sus gentes aún saben comer.
En Canarias desde época aborigen, ya saben antes de que llegaran los conquistadores, se han consumido las lapas, un manjar en cualquier mesa. Lapa de pie negro, lapa de pie blanco, lapa curvina y la lapa majorera son las especies más habituales, la historia dice que antiguamente había más especies, se ve que se consumían muchas en épocas anteriores.Vive adherida a las rocas junto a otros moluscos, frecuentemente en acantilados y escolleras mesoliterales, en zonas de marea batidas por las olas. Partiendo de estos datos históricos podemos decir que las lapas pueden considerarse un auténtico sabor canario, si valoramos que estas tierras son de origen volcánico pues vayan imaginándose esa explosión de sabor que se genera al echar una lapa a la boca, ¡el pecado existe!.
Hay muchas maneras de preparar esta delicia, eso si la primera que se saca va directa a la boca, así sin más, ya con la saca llena podemos hacerlas a la plancha y luego un majado, asadas con mojo verde, en lo que conocemos como una paella canaria en la que se utilizan distintos pescados, lapas y burgados, ya saben cocina de pescadores, podemos consumirlas junto a una pella de gofio y... que la imaginación vuele.
Son interesantes en dietas hipocalóricas y bajas en grasas, equilibradas y sanas.Por su contenido en ácidos grasos esenciales ayuda a disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, reduce el colesterol LDL y aumenta el HDL, reduce la presión arterial alta y a su vez previene el cáncer de colon, próstata y mama.Como ven estos datos incitan al consumo, así sea con nocturnidad y alevosía.
Recuerden que son conocidas como caracoles de mar y pese a los que muchos piensan no estan ancladas a las rocas, se mueven en busca de alimento. Cuando se mueven por la noche dejan un rastro de baba que les ayuda a orientarse, tanto para volver a su roca habitual como para volver a cazar por las mismas zonas.
Puestos al día con algo de historia,los mando directos al mar, no olviden ese dicho que les comenté al principio, ¡quien quiere lapas que se moje el culo!, vayan a llenar una saca, preparen la plancha o el sartén, tengan mojo de cilantro a mano y cerveza bien fria en la nevera y a disfrutar.
Pueden ir en paz demos gracias a Poseidón y todos al grito de Una de lapas...