domingo, 30 de diciembre de 2018

Una de frangollo.

Seguramente muchos " sumos sacerdotes" pondrán en duda estas afirmaciones que hoy les haré, sinceramente me importa un huevo, por decir una grosería que tenga que ver con el oficio.
La cocina de Canarias considerada por muchos años como "pobre", puede que sea de las que más variedad en producto y género posea de este país y no me he vuelto loco, ya venía así de fábrica, pero se de lo que hablo.
Siete islas separadas por mar pero una gastronomía en común con los aportes individuales de cada una de ellas crean un recetario variado, rico y por supuesto sabroso.
Hoy les traigo una receta muy clásica de esas que es difícil dar con su origen, algo que igual la hace más interesante si cabe, hoy toca una de frangollo. ¡Demos gracias al señor!.
En este postre se utilizan una serie de ingredientes de lo más variado y su elaboración consiste en mezclarlos todos, de ahí que lo bautizaran de esta manera.

1,5 litros de leche

250 gr de harina para 

3 yemas de huevo

120gr de azúcar

70 gr de pasas

70 gr de almendras

Una cucharada de mantequilla

La piel de un limón

1 pieza de canela en rama

1 pellizco de matalahúva o anís

Miel o miel de palma para servir

Arrancamos el asunto tostando las almendras e hidratando las pasas. 

Seguidamente ponemos la leche a fuego lento con la piel de limón, cuando esté infusionada la retiramos y añadimos la harina de frangollo a pocos y sin dejar de remover, continuamos con el resto de ingredientes, mezclando bien y dando la textura deseada. 

Ponemos esta "mezcla" en unos vasitos y Le ponemos miel de palma al gusto. 

Esta más o menos es la receta base de todas las islas, cada una de ellas dando un toque personal. 

Sean felices y disfruten de la receta, ¡larga vida al rock and roll!. 



domingo, 23 de diciembre de 2018

Creando amigos defendiendo la cocina antes de..

Gracias a estas crónicas me acerco a ustedes a transmitirles una manera de entender este oficio nuestro, que unas veces resulta bíblico con ese dar de comer al hambriento y de beber al sediento, como puede resultar demoníaco con esas "mis reflexiones", con la gilipollez crónica en la que se ha vuelto este mundillo de la gastronomía. ¡ Amén!.
Estamos en unas fechas donde los que nos dedicamos a esto de entretener fogones recibimos la visita en nuestra casa de distintos "críticos" gastronómicos (muchos de ellos no distinguen peras de manzanas, pero posan de lujo en las redes sociales), si alguno se da por aludido... no pienso disculparme y clientes de verso fácil que ya no solo da su opinión de como se come o bebe en un local, ya hasta habla de técnicas de cocción o de temperaturas del vino, o de sí se sirve por la derecha o la izquierda, ¡ Dios bendiga la libertad de expresión!. Cuanto daño hace la tele.
Nosotros los cocineros tampoco nos quedamos exentos de una mala praxis que dicen en otros lares. Ahora nos da por rizar el rizo con experimentos con gaseosa, pero eso es harina de otro costal.
Sigamos con el tema que nos reúne hoy aquí cuáles fieles peligreses. Uno que a veces se da un paseo por las redes sociales lee todo tipo de historias para no dormir, celebrando determinados premios que son bajo pago previo a modo publicidad, al igual que en su día dije que un buen crítico debe ir a un local, comer, beber, no identificarse, pagar la comanda y despedirse con un ¡ hasta luego!, nosotros los del gremio no debemos entrar a determinados comentarios y mucho menos fomentar este tipo de premios o críticas previo pago, mal asunto para nosotros entrar en este juego, recuerden que este es un oficio de los que se hace euro a euro y cuesta mucho juntarlos. Si alguno vuelve a darse por aludido, que quede claro que me importa muy, pero que muy poco.
Sí, soy rebelde, sí, no entro a juegos, sí, estoy en contra de Ferrán Adriá con eso de que los grandes cocineros no cocinan ¿ y entonces?, si no cocinas como eres cocinero, se imaginan, dan un balón de oro a un jugador que ni va convocado, ¡ole y ole!.
Queridos amigos, ¡ uyyy!, creo que después de esto he creado enemigos, les diré que a un servidor le importa muy poco lo que digan de un servidor esos "críticos", lo único que valoro es que los que nos visitan se diviertan, a fin de cuentas de eso se trata. La realidad es que un cliente va a donde quiere y cuando quiere, si come bien y se Le trata acorde a las circunstancias siempre va a volver, recuerden amigos esa frase que siempre se dice " el boca a boca es la mejor publicidad", encima a los propietarios de locales les sale gratis, nuevamente no pediré perdón por bajar de esa nube con el símbolo del dólar a esos vividores y oportunistas que se aprovechan del momento para sacar unos pavos a cuenta del trabajo ajeno por escribir y publicar esas historias para no dormir, así usen mucho la palabra influencer, que si es en inglés igual sale más cara, supongo por el valor de la Libra con respecto al euro.
Hasta más ver, diviértanse.
Por cierto, una posdata a esos que se llaman grandes, un servidor simplemente se lo pasa bomba cocinando y después de casi 30 años en esa cueva sigo haciendo lo mismo, cocinar sin visitar la sala, paso de "premios" y que conste que siempre nos han respetado las opiniones y críticas, o casi y lo único que tengo grande es... que mido 1.90.
Felices fiestas y que corra el vino. ¡ Que la diosa de los fogones les acompañe!.