viernes, 3 de febrero de 2017

Un día de reflexión gastronómica.



Como habrán adivinado a nada que hayan leído un poco la prensa, algunos de los santos gurús de nuestra gastronomía decidieron hace pocos años que había que hacer un giro radical a la cocina, entró en juego la química chunga, las esferas, los sifones y un sin fin de cosas que algunos entendieron y otros no, que le vamos a hacer ¡Lázaro levanta y anda!, pasaron los años y se encontraron con unos cocineros que decidieron que había que volver a lo tradicional pero con un matiz "modernizarlo" y ahí andamos ahora en unos casos creando tendencia y en otros mostrando una clara irreverencia a la cocina de nuestros ancestros. Ahora está de moda una cocina que algunos llevamos defendiendo tiempo, ese mestizaje de culturas, está de moda lo asiático con sus sojas y vinagres de arroz, sus algas... ¡exotismo al poder!, también entra en juego ese sabor peruano traído del otro lado del charco, esos ceviches y esas huancaína ¡que delicia!. Dicho esto al lío.

Este rollito que los Sumos Sacerdotes creen que andan inventando ahora ya lo ejercían los romanos en esa época que gastaban sandalia conquistando lo que entendían por mundo en esos tiempos a excepción de una aldea gala en la que estaban Asterix y Obelix, en la que ya llevaban y traían cositas de un país a otro, un poco después un tal Marco Polo llevó a Italia unos temas asiáticos por la que la cocina italiana adquirió fama mundial, por lo tanto basandonos en la historia ya se ejercía el "mestizaje gastronómico" desde hace siglos. Recuerden aquí incluimos la ruta de las indias, luego un tal Cristóbal Colón se fue de paseo a conquistar las américas y se trajo las papas del Perú, el aguacate, el tomate y el cacao desde México entre mil y un producto más, lo que con el paso del tiempo empezó a meterse en el recetario tradicional de toda Europa y aquí surge la primera pregunta ¿es nuevo el rollito de esta cocina de mezcla de culturas o es que volvemos a recuperar algo que data antes de Cristo?.

Ha llegado el momento de hacer una reflexión de lo que realmente es esta historia gastronómica y dejarnos de tanta tontería de galardones y premios de alfombra roja, simplemente recordar el pasado para poder defender el presente y entender el futuro, es decir, queridos entretenedores de fogones cocinen por lo que realmente mola, que los clientes entren a nuestras casas y disfruten, recuerden que hasta que llegó Escoffier no existía la palabra cocinero profesional, ni las chaquetillas a dos botones en paralelo "filipinas", o que a cuenta de la persecución que sufrían los cocineros de la época no destaco el gorro que cambió de color para diferenciarse de los monjes y un largo, largo, larguísimo montón de historias más relacionadas con este oficio.

Con esta reflexión les dejo hasta otro momento y recuerden ¡Larga vida a la vieja escuela!.




No hay comentarios:

Publicar un comentario