Esta es una historia que podía firmarla el mismo anónimo que escribió el Lazarillo de Tormes, una historia de esas que hoy en día incluye algo de picaresca, un rollito divertido que va firmemente sujeto al recetario canario, con un género muy habitual en nuestra cocina tradicional, el bacalao.
En Canarias desde hace muchos años se consume el bacalao de muchas maneras y a cual más rica, aquí nos encontramos el pero, se consume mucho pero no hay en nuestras costas y en muchas ocasiones entra el rollito del Lazarillo que les comenté al principio,se nos presenta a veces como bacalao otras especies de su familia (abadejo o la faneca) e incluso otros primos lejanos, recuerden que el bacalao elije aguas más frías que las que tenemos por estos lares, ya saben cuestiones del habitat.
Recuerden que la elaboración de bacalao en estas tierras fue a cuenta de las conquistas cuando a los portugueses les dio por visitarnos dejando algo de su cultura gastronómica para nuestra suerte.
Hoy en día nos llega salado, fresco, congelado ... lo que nos facilita la misión de elaborar cualquier tipo de receta sea o no de nuestros escritos más antiguos.
Al igual que se dice que Madrid es el mejor puerto sin mar del país, en Canarias podemos decir que hemos adaptado tan bien el bacalao a nuestro recetario que en muy pocos lugares pueden decir que tengan una variedad de elaboraciones más amplia y con tanto éxito como las realizadas en estas islas, por lo tanto ¡Dios bendiga al bacalao! y sigamos consumiendo este fabuloso regalo del mar y sobre todo ampliando nuestro magnifico recetario.
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