En algo que seguro coincidimos todos los cocineros es que no se nos permiten días malos, según las estadísticas el 90% del cliente no tiene en cuenta muchos factores que directa o indirectamente influyen en nuestra labor diaria.
Ya muchos de nosotros vamos habituados a jornadas intensivas, de esas que estamos dieciséis o diecisiete horas diarias siete días a la semana, a modo farmacia de guardia, o que a nosotros nos cronometran una paella en treinta minutos, o tenemos cuatro minutos y medio para hacer un plato porque en el minuto cinco ya el cliente desespera, por suerte ya hasta ese nivel de estrés lo tenemos superado.
Ciertamente a veces cometemos errores, damos un minuto de más o de menos a una carne o ponemos una lágrima de sal por encima o por debajo, o se agarra el arroz, a veces pensando en estas cosas recuerdo que hasta a mi viejita se le agarró las lentejas alguna que otra vez.
Seguro que los que nos dedicamos a esto intentamos satisfacer al cliente lo mejor que podemos y sí, también somos humanos y erramos, también nos afectan los problemas personales o el cansancio, curramos a altas temperaturas y con ese plus de exigencia y autoexigencia, pero como les comentaba al principio no se nos permiten días malos.
Si se preguntan a qué viene este repertorio les contaré que es a cuenta de una conversación con un compi de oficio, un grande de la cocina que andaba en horas bajas por una serie de críticas destructivas, lo más que me decía era "no podemos fallar nunca".
Les pongo un ejemplo, España ha ganado un mundial en 2010, de ahí para atrás lo que se celebraba era clasificarse para el torneo, después de ese éxito ya desde las previas tiene la obligación de ser campeona, días antes del mundial, "que equipazo, vamos a arrasar", sales eliminado y que mantas son.
En este país todos somos entrenadores y todos somos cocineros, pues les digo un secreto, no se permiten días malos.
Queridos amigos, recuerden que una paella en un local tarda 30 minutos, ¿cuanto tarda en casa el domingo cuando van los amigos?, esta bien nos exijan, pero tengan en cuenta que somos humanos.
"Flaco", sigue adelante tienes más éxitos que fracasos, esas paellas tuyas son un espectáculo y a pesar del comienzo de esta tu carta, a veces tenemos días malos.
Espero no se ofenda nadie, pero si les pido desde aquí que cuando vayan a un local recuerden algo que nunca nadie tiene en cuenta, podemos errar.
A los compis del fogón solo decirles sigan cocinando que a veces será un éxito y otras un fracaso, no a todo el mundo les gusta nuestra propuesta, si preguntan la mesa 1 dirá "que bueno" y la 3 dirá "me esperaba otra cosa", nos pasa a todos. Les prometo que este "hermano", del que les escribo hoy hace los mejores arroces que he comido nunca, pero... no se permiten días malos. "Flaco" eres un crack, sigue en la lucha y recuerda que en esto dependemos del gusto del cliente y es difícil complacer a todos.
¡Larga vida a la vieja escuela!.
lunes, 9 de julio de 2018
Carta a un hermano del fogón, no hay días malos.
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